El diagnostico conductual, se fundamenta en los dos puntos
siguientes:
1. Enfoque conductual hacia el estudio del comportamiento
humano.
2. Aplicación en humanos de principios y relaciones
funcionales que rigen la conducta de una gran variedad de organismos.
Como características de un diagnostico conductual podemos señalar
las siguientes:
1. Se elabora con
base en la observación directa de la conducta: conducta que ocurre, con que
dimensiones cuantitativas y ante que estímulos o situaciones ambientales.
2. Su resultado no es una etiqueta, sino un conjunto de
cuantificaciones de la conducta y de descripciones de las condiciones en las
que se observe esta.
3. Es confiable, ya que dos evaluadores debidamente
preparados llegarían a cifras y resultados muy similares.
El diagnostico conductual, más que un medio de clasificar, es una medida de la ejecución de una
persona en un momento dado, medida con la cual pueden compararse los cambios
producidos por los procedimientos terapéuticos.
Por supuesto, no es posible evaluar totalmente la conducta
de una persona; esto es, presentar todas las situaciones estimulo posibles y
observar el comportamiento subsiguiente. Forzosamente, el diagnostico conductual, y cualquier tipo de diagnostico, se limita a observar solo ciertos aspectos
del comportamiento que se consideran importantes. En otras palabras, solo
ciertas situaciones estimulo son presentadas a la persona evaluada. Sobre
esto, Kanfer y Saslow (1965) opinan que "el sistema de clasificación más
deseable será aquel que, a partir del conocimiento de solo unas cuantas características
notorias de una persona, permita hacer predicciones muy precisas sobre muchas
conductas primordiales, lo cual incluye las respuestas a tratamientos específicos
Consideramos que la selección de las "características
notorias" que se han de observar a fin de predecir las "conductas
primordiales", depende de las opiniones de los elaboradores del sistema de
diagnostico.
Podemos señalar dos razones de esta afirmación: una lógica y una de hecho.
La primera es que el marco teórico y las ideas que se tengan acerca del comportamiento determinan cuales son las conductas que se consideran primordiales cuya predicción se desea, y en el diagnostico se observan las características productoras de aquellas.
La razón de hecho tiene que ver con la percepción del evaluador, percepción que esta matizada por el marco teórico en el que se mueve. Dos o más personas que sostengan opiniones diferentes ante un mismo episodio conductual, observaran diferentes aspectos del mismo, lo cual basta para que sus aseveraciones de lo visto difieran entre sí.
Podemos señalar dos razones de esta afirmación: una lógica y una de hecho.
La primera es que el marco teórico y las ideas que se tengan acerca del comportamiento determinan cuales son las conductas que se consideran primordiales cuya predicción se desea, y en el diagnostico se observan las características productoras de aquellas.
La razón de hecho tiene que ver con la percepción del evaluador, percepción que esta matizada por el marco teórico en el que se mueve. Dos o más personas que sostengan opiniones diferentes ante un mismo episodio conductual, observaran diferentes aspectos del mismo, lo cual basta para que sus aseveraciones de lo visto difieran entre sí.
El diagnostico, ampliamente considerado, es una serie de
aseveraciones que el evaluador hace acerca del diagnosticado como resultado de
su interacción con él. Para que estas aseveraciones sean confiables, validas y
útiles, el evaluador planea y controla las interacciones que tiene. Asimismo,
las aseveraciones permitidas se sujetan a ciertas reglas y criterios.
Esta planeación y control de las interacciones y de las aseveraciones factibles es lo que diferencia el diagnostico científico de las aseveraciones, también diagnosticas, que cualquiera puede hacer acerca de, por ejemplo, una persona conocida casualmente o de un compañero de baile.
Esta planeación y control de las interacciones y de las aseveraciones factibles es lo que diferencia el diagnostico científico de las aseveraciones, también diagnosticas, que cualquiera puede hacer acerca de, por ejemplo, una persona conocida casualmente o de un compañero de baile.
Kanfer y Saslow (1965) mencionan tres preguntas que el
diagnostico debe intentar responder:
1) ¿Cual patrón
conductual especifico requiere cambios, ya sea en su frecuencia de ocurrencia,
en su intensidad, en su duración, o en las condiciones bajo las cuales ocurre?,
(subrayado nuestro).
2) ¿Bajo cuales
condiciones fue adquirido este patrón y cuales factores lo mantienen
actualmente?
3) ¿Cuales son los
mejores medios prácticos para producir los cambios deseados en este individuo?
Del examen de las anteriores preguntas se desprende que el
diagnostico siempre tiene por fin la adaptación de la persona que es
diagnosticada. No concebimos un diagnostico sin saber para que se hace, o sin
que se tenga la intención de lograr algún cambio. Esto quiere decir que el
diagnostico no debe ser, para usar una metáfora, solo un termómetro que se
introduce en una situación y que simplemente arroja un resultado. Más que eso, el diagnostico implica un
juicio sobre qué aspectos de la situación deben cambiar y sobre cómo puede
lograrse ese cambio.
En nuestra opinión, el diagnostico siempre incluye un juicio
acerca de lo adecuado de los patrones conductuales de una persona ¿Con base en
que se hace este juicio? Consideramos que principalmente con base en el valor
adaptativo y de sobrevivencia que tienen las conductas; ese valor se estima
observando la cultura y el ambiente inmediato en los que el sujeto vive. Una
persona que es traída a diagnostico, lo es porque las personas que la rodean
juzgan inadecuada su conducta, ya sea porque les resulta aversiva o porque prevén
problemas. (Los padres de un buen porcentaje de los niños se quejan de que si
sus hijos siguen comportándose así los van a sacar de la escuela, o de cosas
similares).
Entonces, una parte
primordial del diagnostico debe ser una descripción de las características más
importantes del medio en el que la persona ha de continuar viviendo. Con esta
base se juzga lo apropiado de las conductas que presenta.
Otra parte importante
del diagnostico es la detección de lo que podemos llamar relaciones funcionales
viciadas, las cuales impiden la adquisición de conductas mas adaptativas o
deseables.
Independientemente de la forma en que la relación
se haya establecido, el impedimento se da porque un estimulo que, de acuerdo
con la cultura, debe producir la respuesta deseable, produce otra incompatible;
un ejemplo aclarara lo anterior: Tobías es un niño de 9 años, hiperactivo,
mudo, sin control de esfínteres y prácticamente carece de lenguaje, ya que,
aparte de no hablar, rara vez responde a órdenes o instrucciones verbales. Las
pocas veces que responde lo hace en una forma que ilustra perfectamente lo que
llamamos relación viciada. Cuando se le dice: "No Tobías, no hagas
eso", funciona como un estimulo para que lo siga haciendo y con mayor
intensidad o fuerza. Otro de los muchos controles inadecuados que tiene es que
la sonrisa de un adulto, que generalmente es signo de aprobación y aceptación,
en el funciona como si fuera un permiso para pararse, brincar, correr, golpear,
etc., cuando no debería hacerlo. Es fácil comprender que esas dos funciones son
por sí mismas suficientes para impedir casi cualquier enseñanza. Idealmente, el
diagnostico debe incluir la descripción de esas funciones viciadas, si las hay,
pues el primer paso en la rehabilitación es eliminarlas.