Foto de Rene Böhmer en Unsplash
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La conducta de
los padres es un tema tan importante de estudio como lo es la conducta del niño
cuando el enfoque se halla en la interacción padre-hijo.
También es importante
considerar que la manipulación de las contingencias controladas por los padres,
consigue cambios significativos en la conducta de sus hijos y que los padres
pueden aprender a cambiar tales contingencias.
Aprender a modificar las
consecuencias de la conducta de sus hijos, es difícil para algunos, ya que es difícil
distinguir las primeras etapas de la conducta inaceptable, de manera que no detectan
el momento oportuno en donde la intervención sería más efectiva.
Solamente intervienen, a
menudo de manera inadecuada, cuando la conducta del niño ha alcanzado un nivel
elevado de intensidad en el cual la intervención tiende a ser ineficaz. Lo que
necesitan no es simplemente aprender a aplicar los métodos de modificación de
la conducta, sino también cuándo aplicarlos.
Las observaciones en el hogar de
las interacciones entre padres e hijos demuestran que estos refuerzan la
conducta indeseable con una atención excesiva.
El uso que hacen de las consecuencias es incompatible y ambiguo, ya que a menudo se enredan en largas explicaciones verbales antes de instituir consecuencias aversivas para la conducta indeseable, por lo que son inhábiles para identificar y reducir la atención con la cual han reforzando de manera inadvertida las respuestas indeseables de sus hijos.
El uso que hacen de las consecuencias es incompatible y ambiguo, ya que a menudo se enredan en largas explicaciones verbales antes de instituir consecuencias aversivas para la conducta indeseable, por lo que son inhábiles para identificar y reducir la atención con la cual han reforzando de manera inadvertida las respuestas indeseables de sus hijos.
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