Un movimiento que se llama a sí mismo “psicología humanista”,
toma más bien un camino diferente.
Se ha descrito como “una tercera fuerza”
para distinguirse del conductismo y el psicoanálisis; pero no debe considerarse
que “tercera” signifique avance, ni “fuerza” debería sugerir poder.
Debido a
que el conductismo y el psicoanálisis ven a la conducta humana como un sistema
determinado, los psicólogos humanistas han enfatizado un contraste al defender la
autonomía del individuo; han insistido en que una persona puede trascender su
medio ambiente, que es algo más que un estado causal entre la conducta y el
medio ambiente que determina que las fuerzas del medio ambiente actúen sobre él;
en una palabra, que tiene libre elección.
Esta posición está más de acuerdo con
el existencialismo, la fenomenología y el estructuralismo, porque el énfasis
está en lo que una persona es o está en proceso de ser.
Matson, F. W. (1984). Conductismo y humanismo: enfoques antagónicos o complementarios?.
Trillas. pp. 66.
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