La
conducta aritmética, como conducta verbal, está mantenida por reforzadores
generalizados mediados por otra persona, específicamente adiestrada para
reforzar esta clase de conducta.
Básicamente,
la conducta aritmética puede describirse y analizarse en términos de tres
clases de operantes:
a) respuestas
de tipo tactual controladas por la numerosidad de objetos, lo cual constituye
el estímulo no verbal al que se asocia una respuesta determinada, por ejemplo,
contar;
b) respuestas
de tipo textual controladas por estímulos verbales visuales, tales como símbolos
numéricos (números) y, o palabras.
c) respuestas
de tipo intraverbal que no muestran una correspondencia punto a punto con el
estímulo verbal que establece la oportunidad para que se emitan, por ejemplo, la
agrupación de números: operaciones como cinco por cinco, cinco más cinco, etc.
Esta respuesta intraverbal se deriva comúnmente de respuestas tactuales y
textuales.
Subyacentes
a estos aspectos se encuentra un proceso de encadenamiento de interacciones, en
donde cada respuesta produce las condiciones necesarias para aumentar la
probabilidad de ocurrencia de la siguiente respuesta; la respuesta terminal
produce el reforzador que mantiene toda la cadena.
García Hernández, V., & Rayek, E. (1978). Análisis
experimental de la conducta aritmética: componentes de dos clases de respuestas
en problemas aritméticos de suma. Revista Mexicana de Análisis de la Conducta,
4(1), 41-58.
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