Los problemas de conducta infantil se han definido como el
grupo de “…conductas que violan los derechos de otros (p. ej., agresión o
violación de la propiedad privada) y/o que promueven que el individuo se
involucre en conflicto con las normas sociales o las figuras de autoridad”.
Es común referirse a dichos problemas como el desorden
negativista desafiante, la conducta agresiva e incluso el déficit de atención
con o sin hiperactividad.
Sin una intervención apropiada, es usual observar que los
problemas de conducta se transforman en comportamiento antisocial o de consumo
de drogas. Por lo que resulta importante interrumpir la progresión hacia el
comportamiento antisocial a partir de intervenciones exitosas.
La meta del entrenamiento conductual para padres es reducir
su propia conducta coercitiva o negativa, así como el incremento de su conducta
positiva, con el fin de lograr eliminar o disminuir las conductas disruptivas
del niño.
Las metas específicas del entrenamiento a padres han sido
incrementar la atención a conducta apropiada, ejercer control a través de
límites consistentes en escenarios e ignorar o usar tiempo fuera para la
conducta inapropiada.
Lo importante, entonces, es que el padre sea el agente del
cambio de las conductas problema del niño, independientemente de si son
conductas observables directamente o “internas”
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