El
primer paso es informar a los sujetos que sus costumbres alimenticias son patrones
de conducta aprendidos. Tal como habían aprendido patrones de comer
inadecuados, pueden, al aplicar los principios adecuados, aprender patrones de
comer adecuados, que les permitirían perder peso y lograr mantener esa perdida.
La
tarea principal del terapeuta es “ayudar a que cada sujeto identifique los
estímulos discriminativos, reforzantes y desencadenantes relacionados con sus
excesos en el comer y montar técnicas de autocontrol de acuerdo con las
circunstancias surgidas del modo de vida del sujeto.
El
programa consta de una serie de técnicas empleadas por el sujeto, a las que se le
induce progresivamente en sesiones consecutivas:
1.
Crear asociaciones positivas respecto al control del comer.
2.
Crear un adecuado control de estímulo de la conducta de comer y manipular la
privación o la saciedad con base en el modelamiento y el desvanecimiento.
3.
Recompensarse por logra autocontrol en el comer y por preparar para el exceso
en el comer consecuencias aversivas definitivas y de importancia para la
persona.
4.
Tomar reforzadores de otros campos de la vida ajenos al comer y establecer
conductas alternas incompatibles con el comer.
5.
Emplear el encadenamiento.
6.
Recurrir a técnicas complementarias que abarquen imágenes aversivas.
También
se adiestra en relajación; y se da información sobre la obesidad, la salud, la
nutrición y la perdida de peso. La meta es un kilo por semana es la pérdida de
peso.
(Ferster
y otros, 1962)